viernes, 9 de octubre de 2009

Fin de una ilusión

Los gritos de ansiedad mezclados con alegría, traspasaban los vidrios del micro. Los padres, con cara de emoción, sacudían sus manos despidiendo a los chicos. Una vez ya en camino, un hombre medianamente joven, parado en lo que se podría decir, centro del micro, con sus manos colgadas de los cajones superiores del autobús, indicaba que era el comienzo de los que los chicos conocían como, el viaje de egresados de quinto año.
Un año y medio, lleno de disputas, reuniones y visitas a muchas agencias de viajes, desataron un sueño tan esperado durante diez meses.
Ya caída la noche, las almas se iban desplomando en las sillas camas del micro, las voces y gritos se iban callando, hasta que finalmente fueron suplantados por el subtitulado de una película extranjera. El chofer susurrando indica que sus ojos le piden descansar y le solicitó al copiloto, le suplante su puesto. Como es costumbre de la labor, desviaron el autobús hacia la banquina y frenaron, cambiaron de chofer, y volvieron a arrancar camino a la ruta.
Eran las 14hs, cuando la caravana llegó a la ciudad de Bariloche. El micro estacionó con cuidado, a centímetros del cordón, y dos minutos después, un conjunto de gritos y pirotecnia llenaron el ambiente de alegría y emoción. Del mismo descendieron 68 jóvenes, los cuales eran compuestos por 15 mujeres y 53 hombres, quienes con sumo cuidado fueron repartidos por las distintas habitaciones del hotel.
Pasadas las 16hs, el grupo estudiantil marchó a lo que sería su primera excursión, sin pensar que sería una tarde para recordar por años. Todo comenzó con una instrucción de un coordinar, cuyo única regla del juego que consistía en decender por la colina de una sierra, era aferrarse a un “culí patín” y deslizarse por la ladera, a toda velocidad, previamente habiendo explicado el procedimiento del mismo. Es así que cuatro jóvenes iniciales descendieron sin problema alguno, la segunda tanda, ya mas canchera, no tardó más de cinco minutos en alcanzarlos, en la segunda colina dirección abajo, al primer grupo. Pero la dificultad no eran estos ocho chicos. Un grito de una de las jóvenes, llamó la atención de uno de los coordinadotes. Colgada con sus brazos intentó sostenerse de un borde de la ladera, con caída directa al precipicio, cuando diez guardias del entretenimiento, con trineos se deslizaron a toda velocidad para llegar al lugar. Pero este movimiento brusco por la ladera, originó un sismo en la misma, que provocó que la joven se soltara con sus brazos temblorosos, y cayera rumbo al vacío. Ésta trágica situación, desató la desesperación de la totalidad de los alumnos del secundario, quienes empezaban a dudar por la vida de la muchacha. Ésta aún inconsciente en la base, esperaba con ansias el rescate, que tardó veinte minutos en llegar debido al mal tiempo y niebla que se empezó a originar.
Ya entrada la noche y todos en el hotel, incluso la joven accidentada, trataban de sobrepasar la trágica situación de lo que fue su primera y ultima excursión.
Ahora llegaba la peor parte de día. La joven estaba viva, gracias a Dios, respiraba normal, ya no estaba agitada, sus pupilas reaccionaban y podía soportar la luz de su cuarto lleno de médicos. Su celular, aún sonaba con contactos que llamaban desde el hall del hotel donde se alojaba. Llegaba la hora de hablar con la familia. Los médicos ya acostumbrados no sentían remordimiento, pero los nervios de los padres acompañantes se notaban a flor de piel. Finalmente uno de ellos toma el valor y marca el código de provincia hacia Buenos Aires y el número local, una voz del otro lado contesta, y esta responde presentándose, luego de una charla, termina por informarle “gracias a Dios su hija esta viva señora… pero no pudimos hacer que camine, lamentablemente ha quedado paralítica… lo sentimos mucho.”. Del otro lado del teléfono, sólo se escucharon gritos de llanto y desesperación de una madre ya destruida. No bastó más que una mirada de la madre, que recorriera el cuarto de la niña, para ver la ropa de ballet de su hija, y sentir en su pecho un sueño destruido.

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